…NO PODEMOS HABLAR DE AGUA SIN HABERLA BEBIDO…
Cuando me invitaron a escribir este artículo, cuyo tema central es el AGUA, creí conveniente contextualizar el fenómeno desde la escala de intervención de los oficios, y por ende desde la escala de visión de estos. Probablemente todas las escalas de intervención son transversalizadas por el hecho que el agua está directamente asociada a la vida (“el vital elemento”), esto desde una mirada antropocéntrica. Es este antropocentrismo el que nos permitirá definir la medida, que en el caso del diseño industrial es con la medida del cuerpo. Ahora bien, cuando nos referimos a la medida del cuerpo, no es simplemente la dimensión antropométrica (dimensiones humanas), sino también la medida de movimiento del cuerpo (dinámicas posturales), además de considerar también los factores socioculturales que son determinantes en el ajuste de estas medidas.
Podríamos denominar este fenómeno como la “relación dimensional del Acto”. Es entonces en este punto en donde podemos acotar la medida o escala del fenómeno AGUA, acotarla e insertarla en esta relación dimensional. Para ello debemos entonces situar o relacionar el agua al mundo OBJETUAL. Probablemente fueron los objetos los primeros elementos asociados al control del agua, siendo la instancia primera lo vinculado al acto de beber (manos, hojas, cuencos de madera, piedras), para con posterioridad dar paso a nuevos afanes como el contener, almacenar, transportar, purificar y el dosificar. Pero es en el primero de estos afanes (“el beber”) y por ende fundacional en el que quisiera detenerme, pues siento que se vincula de forma transversal con la relación dimensional planteada anteriormente.
EL VASO DE AGUA es probablemente el objeto más significativo y trascendental en esta relación. Es el objeto que nos lleva a ese momento primero e inaugural que es el “beber agua”. Si entendemos el fenómeno vaso como una abstracción formal y dimensional de LA MANO, entenderemos entonces a la mano como el primer GESTO, el que se convierte en una suerte de cuenco que contiene y almacena una cantidad de agua que se relaciona dimensionalmente con el volumen del sorbo. Es allí donde probablemente se establece la primera relación dimensional, aquella dada entre el tamaño-forma del cuenco-mano y el tamaño-forma y movimientos (apertura, protrusión, retrusión) de la mandíbula, labios y dentadura.
Es el vaso el que en definitiva surge de la necesidad de volver más eficaz la tarea de beber agua y por ende, a través del tiempo se cobra a sí mismo una serie de factores relevantes los cuales pasaremos a definir. Podemos señalar 3 factores determinantes en la fenomenología del vaso. Ellos son su morfología, su dimensión y materialidad. MORFOLOGÍA La morfología está determinada por factores anatómicos de la mano (diámetro de agarre) y la boca (diámetro de apertura). Con posterioridad aspectos de almacenaje (apilabilidad) determinan la forma de cono truncado que hoy por hoy es el más utilizado. Como lo mencionamos anteriormente, la forma está determinada por la relación de formas (anatomía) de la mano y la boca. DIMENSIÓN En este Ítem podemos referirnos a los diámetros de apertura y de base, largo y volumen (cm3).
Todas estas dimensiones son determinadas no solo por la dimensión de agarre de la mano o las de apertura labial, sino que también con los ángulos articulares y dinámicas posturales de la muñeca, codo-antebrazo, hombro y cervical. Todo esto mientras se desarrolla la acción de beber, considerando también aspectos fisiológicos.
MATERIALIDAD La materia es un factor asociado esencialmente a lo organoléptico, es decir, a los sentidos y percepción a través de estos. De la Visión: De ahí que cuando hablamos de vaso de agua, probablemente lo asociamos al vidrio como material, y más que al vidrio a la propiedad de transparencia de este (ver lo prístino, ver la pureza). Del Gusto: Con seguridad existen otros materiales que poseen la propiedad de transparencia, (acrílico, policarbonato) pero la diferencia tiene que ver con el SABOR (degustar la pureza) y como los materiales le aportan o no este factor al agua. Casos relevantes son los metales (acero, bronce, plata, etc.) y las maderas (nogal, olivo, ciprés, etc.) que en algunos casos es un valor agregado y en otros, pasa a ser un factor indeseable, especialmente con algunos polímeros.
Del Tacto: Aquí de alguna manera podemos hablar de cómo el agua se proyecta a través del material, especialmente cuando hablamos de temperatura. Fenómenos como la transmisión, la absorción, y disipación serán determinantes a la hora de definir la materialidad. El vidrio es un buen transmisor de la temperatura, no así la madera.
Del Olfato: Oler el agua, y descifrar su esencia necesita de un ambiente neutro, por ende, de un material que sea inodoro como el vidrio. Del Sonido: En el caso del vaso, la materialidad de este determinara la sonoridad del agua, esto en conjunto con la forma y el tamaño. En el caso del vidrio podemos distinguir con claridad cuán lleno está un vaso de agua, no así con otros materiales como la madera y el metal, los cuales son menos perceptibles. “En Fin, no podemos hablar de agua sin haberla bebido”
Iván Jeldes Yañez
Diseñador Industrial. PUCV. Ergónomo UPCatalunya.