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CIUDAD Y TERRITORIO

INFRAESTRUCTURA EDUCACIONAL como espacio de memoria e identidad en Valparaíso.

By abril 22, 2025abril 26th, 2025No Comments

Las experiencias más significativas de nuestras vidas pueden ocurrir en un solo lugar por muchos años sin darnos cuenta mientras van sucediendo, sin embargo una vez que nos alejamos de ese espacio para convivir con otros mundos más diversos, comenzamos a experimentar recuerdos y nostalgia de esos momentos vividos en el pasado. Pueden ser pocos y en otros casos, muchos años de convivencia en un mismo establecimiento escolar, nos puede acoger durante la infancia o en la adolescencia, pero el recuerdo surge de igual forma con intensidad. Las actividades en estos espacios construidos sumado a la dimensión temporal va configurando y acumulando memoria, una memoria colectiva formada a partir de múltiples generaciones de escolares que es ampliada a toda una comunidad. Luego, las relaciones con ellos permanecen de forma esporádicas, como locales de votación, refugios en situaciones de emergencias, centros de reuniones para juntas de vecinos, entre otros, pero de igual forma definen un escenario vital de realización de la población, a la vez que se reconocen como atributo, la adaptabilidad que tienen estos edificios como centros sociales, por su diseño y calidad constructiva.

A partir de la creación de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales (1) en 1937, en nuestro país se da inicio a una política de estado cuya labor perduró por alrededor de 50 años. Se dio forma a un modelo arquitectónico de educación pública que buscó dar respuesta a las necesidades del plan educativo de la época. Esta modelación se llevó a cabo mediante el diseño de obras tipológicas de diversos formatos que van desde pequeñas escuelas rurales, a grandes conjuntos urbanos, todas acordes a su contexto. Todas ellas responden a criterios de habitabilidad, higienismo y racionalidad constructiva, propios de los postulados modernos de la sociedad industrial. Lo interesante y relevante en este análisis es que muchas de estas escuelas han mantenido su uso escolar y calidad constructiva pese al tiempo que ha transcurrido, y a las sucesivas reformas educacionales que ha experimentado nuestro país, incluso frente a las condiciones altamente sísmicas, que desde su creación hasta ahora han resistido al menos tres devastadores terremotos, esto es un valor significativo que ha permitido la conservación de este patrimonio moderno.

Mediante la producción arquitectónica de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, se logró abarcar parcialmente la oferta escolar a lo largo del país en diferentes niveles académicos, distinguiéndose diversas tipologías de establecimientos escolares, entre escuelas Elementales, Superiores y Vocacionales, teniendo como principales actores a los arquitectos Gustavo Monckeberg (1884-1944) y José Aracena (1890-1971). La región de Valparaíso no estuvo ausente en esta gran tarea y en la comuna porteña existen destacados ejemplos de aquello. Desde el inicio de este plan educacional la dotación de infraestructura estuvo concentrada en las urbes con población con déficit escolar, sin embargo la ubicación de los establecimientos obedecía a diversos factores en juego como son la disponibilidad de terrenos, accesibilidad de la población infantil, disponibilidad de recursos, y en algunos casos de gestiones políticas locales. Los resultados obtenidos son una serie de establecimientos repartidos en el sector urbano del plan y otros tantos en las áreas barriales de los cerros, constituyendo una red educacional que permanece hasta el día de hoy, y que se complementa con dotación nueva que es administrada en su mayoría por la Corporación Municipal de Valparaíso. Realizando una selección de la primera fase productiva de la SCEE, podemos destacar cuatro establecimientos escolares de mayor significancia arquitectónica dentro del territorio de la ciudad y que se han convertido en verdaderos hitos urbanos y testimonios del espíritu del programa estatal que las concibió, pero sin duda alguna, son más bien representantes de un cumulo de experiencias sociales que identifican a un número importante de habitantes de la comunidad porteña.

Una de las primeras escuelas edificadas por la SCEE en Valparaíso fue la Escuela Superior Republica del Salvador D-309 (fig.1) emplazada en el cerro Cordillera en el año 1938, constituye una de las primeras edificadas por la sociedad a nivel nacional. Su emplazamiento responde a un área de importante desarrollo poblacional, de acuerdo al desarrollo urbano y comercial de principios del S.XX. Estas Escuelas Superiores en un inicio se diseñaron para albergar estudiantes de manera separada por sexo ya sea en “Escuela Superior de Hombres” o “Escuela Superior de Niñas”, y luego como “Escuelas Mixtas Superiores”. Usualmente se diseñaban considerando la educación primaria de 6 años de enseñanza (niños de 7 a 12 años mínimo). Al emplazarse en zonas urbanas su propuesta arquitectónica responde a las condiciones específicas del terreno y su contexto, por lo tanto cada obra es singular en su resolución volumétrica y formal. En general se ubican en zonas de fácil acceso, emplazándose en esquinas de manzanas y presentan como característica común, volúmenes imponentes de dos o más niveles, jerarquizando la zona de acceso en uno de los costados. Normalmente se diseñaron con pabellones distribuidos en “L” o “U”, contando con mayor número de aulas que las Escuelas Elementales. (TORRES, C. 2015)

Los establecimientos creados como conjuntos escolares, para albergar en un mismo sitio a los estudiantes separados por sexo fueron los llamados Grupos Escolares. En este caso, destaca la Escuela Juan de Saavedra (1941) (fig.2) del cerro Barón y la Escuela Alemania (1944) (fig.3) ubicada en la Av. Argentina. Normalmente en ellas se impartían niveles de educación que consideraba la enseñanza primaria hasta 6 años de enseñanza. Los Grupos Escolares fueron proyectados para estar ubicados en las principales ciudades de cada provincia, siendo edificaciones de gran tamaño que se emplazan en manzanas completas, cuya característica principal es que tienen dependencias de hombres y dependencias de mujeres en un mismo terreno pero separados, y que en algunos casos comparten un pabellón central -en el cual se ubica el salón de actos o gimnasio- que divide el espacio central en dos patios, y que es de uso común. En general presentan características similares a las mencionadas anteriormente para las Escuelas Superiores, presentando accesos diferenciados. (TORRES, C. 2015)

Los Liceos Técnicos fueron recintos educacionales de tercer grado, cuyo nivel de educación es equivalente a la actual enseñanza media, pero enfocados en la educación técnica especializada. Según la Ley N° 3.654 de 1920, en estos establecimientos escolares, con grados vocacionales “se podrá enseñar agricultura, minería, industrias manuales, comercio u otros ramos prácticos, de acuerdo con la región o establecimientos que funcionen en la misma”. En este caso destacamos la Escuela Industrial de Valparaíso (2) (1956) (fig.4) ubicada en la Av. España, de fuerte estética racionalista. Se emplaza entre cerro y avenida, construido en dos cuerpos longitudinales separados por una calle, presenta una geometría curva que dialoga en armonía con la dinámica y velocidad de su contexto. En general estos establecimientos poseen locales industriales con estructuras de hormigón armado y elementos metálicos, los cuales les permiten cubrir y salvar grandes luces, necesarias en espacios con maquinarias de gran formato y a su vez permitir la construcción de varias plantas. (TORRES, C. 2015)

El conjunto de establecimientos diseñados por la SCEE en su primera fase, entre los años 1937 y 1960, conforma una producción arquitectónica que tanto en cantidad como calidad se puede catalogar como parte del patrimonio moderno del país. En principio, por ser obras que intentan dar cobertura a una política de masificación de la educación, construyéndose escuelas y liceos a lo largo de todo el país, tanto en zonas urbanas como rurales, con espacios diseñados especialmente para el desarrollo de tales actividades bajo principios modernistas y con una estética racionalista. Luego, por ser los primeros intentos de exploración hacia una arquitectura moderna, en la cual se busca tomar distancia del legado republicano de las Bellas Artes. Al revisar estos cuatro casos seleccionados en la comuna de Valparaíso, se aprecia que en ellas aún se conservan condiciones de una arquitectura tradicional, esto es, la imagen de obras monumentales de gran peso, en algunos casos incluso se incorporan a los proyectos elementos formales (como arcos o tímpanos con columnas) de una arquitectura clásica. Esto asociado a una tecnología constructiva tradicional, dado que muchos de estos edificios, no importando su envergadura, son construidos con muros de albañilería de ladrillos, envigados de entrepiso y techumbre de madera incorporándose aleatoriamente en algunos, losas de hormigón armado.

Estas escuelas insertas en nuestra ciudad son parte del patrimonio del siglo XX y la mayoría pasan inadvertidas por muchos, e incluso por las instituciones que son las llamadas a proteger y conservar nuestro patrimonio cultural. Pero existe, dada la relevancia del uso y además de la conformación espacial de estas edificaciones, una significancia dada por sus habitantes y el entorno inmediato, que introduce una forma de arraigo y de apropiación del bien en su vida cotidiana, desarrollando una valorización a lo largo del tiempo que a veces traspasa generaciones, inclusive una memoria colectiva donde la comunidad respeta estos edificios como si fueran únicos referentes cívicos. Sin embargo, esta fuerte relación en el tiempo entre espacio escolar y usuario no es suficiente para relevar a la categoría mencionada el inmueble en su singularidad, salvo ejemplos excepcionales (sólo seis de ellas a nivel nacional están protegidas por ley, como Monumentos Nacionales). La mayoría
de los casos, necesita un análisis de contexto histórico para insertarlos en la línea de tiempo, desgreñar los atributos estéticos y arquitectónicos que posee, ponerlas en valor, y así resignificar su valor individual y de conjunto.

En definitiva, lo que hace más valorable a estos lugares, es la continuidad y permanencia de su uso original para el que fue concebido y planificado, la Educación Pública. Este factor tan primordial, ha permitido construir una relación única entre el habitante y su territorio a través de este cuerpo edificatorio, más allá de las condiciones en que se encuentre, el vínculo entre objeto y sujeto provoca una historia, una memoria y por ende una herencia.

 

(1) La Ley Nº 5.989 de 1937 crea la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales como el organismo técnico, autónomo y responsable de dotar al país de establecimientos escolares y solucionar el déficit existente en la época. La sociedad se crea bajo un modelo mixto, con capitales públicos y privados, con el objeto de “construir y transformar propiedades destinadas a establecimientos educacionales en terrenos y edificaciones de propiedad fiscal o particular”. (Ley N° 7.869 de 1944)

(2) La Escuela Industrial Superior Valparaíso, es administrada a través de una Corporación sin fines de lucro desde 1992 denominada Corporación Educacional Instituto del Mar, quienes hasta el día de hoy mantiene vigente un Convenio de Administración con el Ministerio de Educación.

(*) (Nota: Las ilustraciones de la página inicial son extraídas del documento: “50 años de labor 1937-1987. Santiago de Chile: SCEE, 1987”)

 

REFERENCIAS

SCEE. (1946). Realizaciones escolares. La Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales. Revista Arquitectura y Construcción, 5, 40-43.

SCEE. (1970). Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales S.A. Revista Auca, 19, 55-63.

SCEE. (1987). 50 años de labor 1937-1987. Santiago de Chile: SCEE. Chile, Decreto Ley Nº 5989. (1937). Sobre la fundación de la sociedad anónima denominada “sociedad constructora de establecimientos educacionales”. Santiago.

ELIASH, H y MORENO, M. (1989). Arquitectura y modernidad en chile 1925-1965, una realidad múltiple. Santiago: Universidad Católica de Chile.

JUNEMANN, A. (1999). Arquitectura del inicio del modernismo: Oficina de Gustavo Mönckeberg y José Aracena, Arquitectos: la arquitectura educacional en chile 1920-1950. (Manuscrito no publicado). Proyecto de investigación DIPUC N° 99/09c. Pontificia Universidad Católica de Chile.

TORRES, C y VALDIVIA, S. (2014) Arquitectura Escolar como Patrimonio Moderno. Ponencia presentada en XII Congreso CICOP. La dimensión cotidiana del patrimonio y sus desafíos para su preservación, octubre de 2014 Bauru (SP), Brasil.

TORRES, C.; VALDIVIA, S.; ATRIA, M. (2015). Arquitectura escolar pública como patrimonio moderno en Chile. Registro y análisis de las obras construidas Por la “Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales” en la zona Centro del país.1937-1960. Valparaíso: Torres, Maino, Catalán. http://www.docomomo.cl/wp-content/uploads/2011/08/Arquitectura-Escolar-Pública_Libro.pdf

TORRES, C y VALDIVIA, S. (2016). “Infraestructura Escolar Pública. Historia, Patrimonio y Deuda”. Revista digital del Colegio de Arquitectos de Chile. http://revistaca.cl/wp-content/uploads/2016/08/153_A7_SValdivia.pdf

 

Soledad
Valdivia Ávila

D.E.A. Programa Doctorado en Patrimonio Arquitectónico
U.P.M. 2017

Diplomada en Restauración Patrimonial
Instituto Ítalo Latino Americano – DUOC
UC 2006

Especializacion en Conservación y Restauración Arquitectónica
U. Chile 2008

Arquitecta
Universidad de Valparaíso

Jefa Unidad de Proyectos
Dirección Regional de Arquitectura
Ministerio de Obras Públicas