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TECNICA

Espacio educativo y aprendizaje

By abril 22, 2025abril 26th, 2025No Comments

Para referirme al papel del espacio educativo en relación al aprendizaje, quisiera precisar la diferencia entre ambas definiciones. La educación es un sistema de acciones destinadas a lograr que una o más personas desarrollen sus capacidades según un marco social y cultural determinado. El aprendizaje en cambio es un proceso/experiencia interior de transformación y desarrollo de capacidades más o menos consciente. La finalidad del aprendizaje es posibilitar la adaptación y realización de la persona en un contexto sociocultural y también implica por parte del aprendiz la transformación del entorno.

Dicho lo anterior, pienso que el propósito fundamental de un espacio educativo es brindar un ambiente físico, temporal y relacional propicio para el aprendizaje, capaz de dar cabida a las motivaciones y la satisfacción de las diversas necesidades del aprendiz. En este sentido, propongo tres criterios que de acuerdo a mi experiencia me parecen de alta relevancia al momento de pensar un espacio educativo.

Sentido de Bienestar: Un aspecto esencial al momento de diseñar un espacio educativo es la preservación del bienestar del aprendiz siendo respetuoso de las necesidades, ritmos y dinámicas de desarrollo de cada ser. El desarrollo psicomotor y el dominio del propio cuerpo, sienta las bases para el futuro proceso de aprendizaje del infante y comprender los diversos procesos evolutivos del desarrollo infantil considerando cómo se van integrando las diferentes dimensiones del niño, niña o joven, permite proponer espacios acordes a dichas necesidades. Por ejemplo, a nivel de infancia se requiere contar en forma habitual con amplios espacios que favorezcan la expresión y el movimiento espontáneo en los primeros años de educación, de modo tal que el infante pueda progresar en el dominio de su propio cuerpo, desarrollar habilidades de forma autónoma e ir fortaleciendo la seguridad sobre sí mismo/a para el proceso de aprendizaje. El tiempo y el espacio para el movimiento y juego libre durante la infancia (hasta 12 años aproximadamente) debiese ser una prioridad, por la gama compleja de capacidades se despliegan en dicha experiencia, pero sobre todo, por lo necesario e importante que resulta ser a nivel de integración psíquica y corporal para el desarrollo de la motivación, el proceso de pensamiento y la capacidad de actuar sobre el ambiente.

Desafío y diversidad para el aprendizaje: Un espacio educativo debiera ser capaz de proporcionar un entorno atractivo y desafiante de aprendizaje e interacción recíproca. Espacios que contribuyen a despertar la curiosidad, así como permitir la expresión y desarrollo del potencial de aprendizaje de un ser humano en un escenario donde surgen diversas demandas de progreso y gestión de conocimiento a nivel social, político, científico, económico, ambiental, artístico, cultural y tecnológico. De esta forma, un espacio educativo debe estar dispuesto para permitir la construcción y desarrollo de las diferentes áreas del conocimiento considerando las múltiples dimensiones que involucra en el ser humano (corporal, afectiva, intelectual-creativa, social, ética) y también los diversos estilos aprendizaje. El espacio educativo debiera cada vez dar más posibilidades para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se lleve a cabo desde la diversidad metodológica, dando cabida al trabajo indagatorio, creativo, colaborativo, interdisciplinario y proyectual y así flexibilizar el carácter contenidista, frontal y expositivo en los procesos de enseñanza para permitir un papel más proactivo y autónomo del aprendiz.

El sentido de identidad: El espacio educativo ha de ser capaz de ofrecer un ambiente flexible y acondicionado para acoger la expresión y formas de relación asociadas a las identidades desde la interculturalidad en el desarrollo del proceso educativo. Los espacios debieran posibilitar el sentido de pertenencia de los actores educativos con su diverso entorno físico, social y cultural. Con esto también me refiero a que pueda dar cabida a rescatar y representar las diferentes identidades logrando el espacio educativo un sentido de continuidad en relación a su entorno y los habitantes que en él se relacionan. Esto implica una permanente búsqueda de lo que les hace sentido a los niños, niñas, jóvenes y adultos que allí participan, dar cabida a las diversas formas de interacción, las celebraciones, las formas de expresión y de conectarse con la comunidad.

En síntesis, los tres criterios que propongo para ser considerados en la creación de un espacio educativo apuntan a forjar ambientes que promuevan la formación de niños, niñas y jóvenes respetados/as en su proceso de desarrollo vital, valorizados/as en sus diversas capacidades, desafiados al aprendizaje desde la interdisciplina y acogidos desde sus identidades y realidades culturales, cultivando un sentido de pertenencia y valor por sí mismos/as y su entorno, el que esperamos sepan cuidar y transformar para así mejorar su calidad de vida.

 

María Teresa
Martínez Larraín

Magister en Educación por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (2011)

Psicóloga (título) y Licenciada en Psicología (grado) por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (2003).