Skip to main content
CIUDAD Y TERRITORIO

Dron – participación – acción

By abril 22, 2025abril 26th, 2025No Comments

A principios de los años 1900 los drones eran utilizados como objetivos para las práctica de tiros del ejército de los Estados Unidos, entre los años 50 y 70 la industria militar los utilizó como señuelos y herramientas para prospección territorial, en los 80 como instrumentos de vigilancia radio controladas, en los 90 como armamentos piloteados a distancia o como transportes de armamentos, y recién en los 2000 esta tecnología se abrió a la sociedad civil permitiendo levantamientos aéreo fotográficos, inspecciones industriales y agrícolas. Sólo desde el año 2006 su uso se democratizó cuando las empresas DJI (China) y Parrot (Francia) ampliaron el mercado, al fabricar drones para fines profesionales, académicos y recreacionales.

Esta democratización de los drones, estuvo asociada a varios factores, entre los que se destacan “La miniaturización de los componentes electrónicos, el desarrollo de materiales más ligeros y avanzados (fibra de carbono), y el aumento de la potencia de procesamiento de procesadores” (Guiones & Brem, 2017: p.877), lo cual, permitió desarrollar desde pequeños drones de fácil uso y transporte a bajo costo y piloteados con cualquier tipo de smart phones mediante aplicaciones gratuitas, hasta drones semi-profesionales y profesionales con alta autonomía de vuelo (25minutos) y gran radio de alcance (5 kms horizontal y vertical) asociados a softwares avanzados para procesar los geo-datos capturados en las misiones de vuelo .

El funcionamiento de un dron, independiente de su tipo y/o uso, se divide en cuatro campos, 1- capacidad de vuelo (capacidad de propulsión y capacidad de baterías de litio), 2- control de vuelo (acelerómetro, giroscopio, compass, procesador de video), 3- control de posición (gps, puntos de navegación, estabilizador de imagen, sensor láser) y 4- comunicación (radio frecuencia, Wi-Fi, satelital, redes) (Guiones & Brem, 2017), y el comportamiento del dron en un vuelo depende de tres factores complementarios, 1- experiencia y pericia del piloto, 2- factores climáticos (vientos, ráfagas, tormentas eléctricas, punto de saturación del aire, punto de rocío, visibilidad), 3- obstáculos físicos y electromagnéticos del lugar de prospección. Es por ello que en Chile, la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil, https://www.dgac.gob.cl/) se encargó de regular el uso de los drones, mediante dos normas complementarias: 1- DAN 151 “Operaciones de Aeronaves Pilotadas a Distancia (Rpas) en Asuntos de Interés Público, que se efectúen sobre Áreas Pobladas” y la 2- DAN 91”Reglas del Aire”, las que establecen como regla base que para volar en zonas pobladas, el dron tiene que estar registrado en la DGAC, poseer un seguro de daños contra terceros, que los vuelos estén mandatados por una institución pública para generar información de interés público y que el piloto deba rendir una examen teórico en la DGAC; por contraparte establecen que “los vuelos de drones que se efectúen en lugares no poblados, no requieren ser inscritos, así como tampoco, que el operador obtenga la credencial correspondiente. Sólo bastará con solicitar la autorización correspondiente, la que luego de un análisis podrá otorgarse” (DGAC, 2017).

Obviando el ámbito técnico normativo para operar los drones, esta tecnología tiene un alcance multidisciplinar (urbanismo, arquitectura, geografía, ingeniería, agronomía, minería, entre otras) y puede ser usada para diversas finalidades (social, industrial, cultural, económica, militar, vigilancia, seguridad, investigación científica, entretención, entre otras) y si bien los software de prospección urbano-territorial (Google Earth, Bing Maps, Goolzoom, Google Maps, Google Street View) ya nos habían entregado una nueva forma de ver y comprender el mundo urbano-rural desde “arriba”, los drones además de generar insumos técnicos de análisis geo-espaciales tales como los orthofotomosaicos, las nubes de puntos, los modelos 3d (DTM), los planos de curvas de nivel, los análisis de coberturas vegetales, permiten generar prospecciones urbano territoriales en tiempo real a una escala muy próxima y con diversos ángulos visuales.

En los ámbitos del urbanismo, la arquitectura, la geografía, esta versatilidad multi-prospectiva permite, entre otros, comprender las interrelaciones de los componentes naturales y artificiales de un espacio dado, visibilizar territorios no prospectados, generar cálculos de superficies y volúmenes de edificios, viviendas y barrios. Estas posibilidades han sido principalmente utilizadas en estudios patrimoniales para analizar el estado de conservación del patrimonio edificado, en análisis de coberturas vegetales y drenajes de un territorio específico; de comportamiento de mareas, en análisis de procesos de construcción de edificaciones contemporáneas; de estado de infraestructuras (antenas, torres eólicas, torres de alta tensión); y en la generación de insumos técnicos para los procesos de planificación urbano-territorial. Finalmente, quisiéramos señalar la aparición de acciones que han incluido los drones en procesos urbanos participativos buscando combinar conocimiento técnico con conocimiento local. Entre estas acciones, destacamos la incorporación de los drones en el desarrollo de contramapeos, donde un equipo técnico genera un ortofotomosaico inédito de un lugar X y en un trabajo de co-producción comunitaria con los habitantes del lugar X, generan y/o construyen un mapa que recoge la visión local y la confronta a la visión oficial, “El contramapeo generalmente se refiere a la práctica por la cual las comunidades indígenas mapean sus tierras tradicionales o ancestrales a fin de respaldar sus reclamos legales sobre sus territorios” (Radjawali & Pye, 2017: p.18), si bien este tipo de acciones tiene como uno de sus principales objetivos generar nuevos tipos de relaciones de poder en torno al control y a la delimitación territorial (Peluso, 1995), lo cierto, es que los productos generados entregan a la comunidad implicada una nueva forma de ver y comprender el territorio donde habitan, lo cual, propicia una dialógica prospectiva y proyectiva que debería apuntar a un desarrollo urbano territorial sustentable.

En el Centro de Investigación de Vulnerabilidades e Informalidades Territoriales de la Universidad de Valparaíso (CINVIT) en conjunto con el CIGIDEN (centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastre), utilizamos esta herramienta para generar información geográfica de los asentamientos vulnerables expuestos a riesgo de desastre, con el objetivo de liberar una serie de insumos digitales tales como fotos aéreas, orthofotomosaicos, modelos digitales tridimensionales, nubes de puntos, planos topográficos y modelos físicos, todo lo cual es de libre acceso para los requirentes.

 

Dr. Lautaro
Ojeda

Director CINVIT
Universidad de Valparaíso.

Profesor adjunto
Escuela de Arquitectura
Universidad de Valparaíso.

Investigador CIGIDEN RL6.