Skip to main content
TECNOLOGÍA Y COMUNICACIONES

El mapa y el territorio

By abril 22, 2025abril 26th, 2025No Comments

¿Recuerdan la primera vez que vieron una ciudad desde lo alto? Lo viví en septiembre de 2001, cuando me subí a un avión para cruzar el Atlántico hasta llegar a Barcelona. Fue entonces cuando vi Santiago como un mundo interminable, extendido en un territorio -para mí desconocido-, y mucho más inmenso de lo que me pude imaginar alguna vez. Un sobrevuelo que me regaló otra perspectiva de la tierra.

Aún creo que tener una vista panorámica de la ciudad o un territorio es un regalo poco usual. Por eso cada vez que viajo en avión y se abre el check in, me apresuro para llegar luego a mi asiento junto a la ventana y observar desde ahí los paisajes que lentamente se van empequeñeciendo y transformando en manchas verdes, cafés o azules.

Y no solo desde el avión, hay muchas ciudades del mundo –como Santiago con el Costanera Center- que aprovechan sus torres y edificios más altos para construir miradores o balcones de vidrio que entregan esa perspectiva a los turistas. Parece que algo nos pasa cuando nos cambian la mirada, algún lugar de nuestro cerebro hace un click que dispara la curiosidad y las ganas de seguir descubriendo.

Con el desarrollo de la tecnología esta experiencia es mucho más cercana en una realidad virtual, ya que basta con abrir una aplicación en nuestro celular y jugar a juntar o separar nuestros dedos para regular la escala con la que queremos mirar la ciudad. Eso es lo que nos permite tener un mapa satelital en nuestras manos.

Un mirada que no solo nos facilita la orientación en espacios desconocidos, sino que también saber dónde se mueven los otros con solo presionar la opción compartir ubicación en distintas aplicaciones. No sé cómo lo llevan ustedes, pero yo aún no me acostumbro… prefiero guiarme siempre por el nombre de una calle y el número donde se encuentra una casa o un edificio. Quizás porque quiero ir mirando el entorno, observando a las personas, la arquitectura, las calles. Es loco eso de caminar conectado al GPS del teléfono y no a la ciudad.

Otro aspecto que me hace reacia a compartir la ubicación tiene que ver con el almacenamiento y uso de los datos que hacen empresas como Google o Facebook. Es impactante saber que, por ejemplo, Google guarda todos los lugares en los que has estado (en la medida que se entera, que es casi siempre) y es más amenazante aún cuando este tipo de empresas vende la información.

 

Marcela
Arellano Ponce

Periodista PUCV.
Magister en Comunicación Política, UChile.
Master of Business, The University of Queensland, Australia.
Global MBA, UChile.
Diplomado en MK Digital.

Actualmente
Marketing Digital en MBA UChile.
Profesora Auxiliar del área de Marketing, MBA UChile.